Los empleados del restaurante La Gloria, en la Capital, aún no salen del asombro. El pasado martes, la cantante estadounidense de origen ecuatoriano, Christina Aguilera llegó a este local para probar la comida ecuatoriana.
Fueron ocho platos los que la diva del pop probó junto a su novio y otras dos personas que la acompañaban. La intérprete de Falsas esperanzas estuvo en Quito durante dos días por una campaña del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef (por sus siglas en inglés).
En el lugar nadie se esperaba que llegara, cuando a las 15:00 dos guardias gringos ingresaron al sitio y lo revisaron. Para Diego Sánchez, administrador del restaurante, esto no le llamó la atención en primera instancia, porque esto ocurre con frecuencia cuando llegan ministros, otros funcionarios estatales o deportistas famosos.
Luego de varios minutos notó que los hombres hablaban en inglés y les preguntó quién iba a ingresar. Inmediatamente, Diego vio, a través de la puerta de vidrio, la silueta de una hermosa mujer, quien llevaba un sombrero de paja toquilla y grandes gafas que cubrían parte de su rostro.
El grupo de visitantes se trasladó hasta uno de los salones privados del local. Al ver más de cerca a la chica, se percató de que se trataba de la cantante, ganadora de seis Grammys.
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